Rebeldes
mola. Tiene carisma y gancho. Su mayor problema, probablemente, sean
las primeras y las últimas páginas, que son las menos tensas y, en
el caso de las últimas, las más pilladas por los pelos.
Rebeldes
se ampara en unos personajes de lujo para captar la atención del
lector, en un pequeño círculo de gente que desborda carisma:
Ponyboy, con su aire curriño y su inteligencia incomprendida, Jonny,
al que le rajaron la cara en una paliza con anillos de por medio,
Dallas con su rebelde valentía y código de honor, Two-Bit con sus
comentarios risueños y a veces picones, Sodapop con su visión
soñadora y su buen corazón y Darry con su esfuerzo y su actitud.
Steve no mola, no podía ser todo perfecto. Con este grupo
presentado, la historia se va desarrollando con mucha facilidad, uno
no sigue la historia sin más, sino que sigue a los personajes en la
misma. Con su duro magnetismo pandillero, con su actitud chulesca y
su corazón hundido bajo capas de la armadura de gomina que se han
creado, estos personajes consiguen no ya despertar el interés del
lector, sino conseguir una empatía prácticamente total con la
historia que cuenta la escritora estadounidense.
En
general, la narración es cruda, el estilo es poco artificioso,
rápido, sencillo y contundente. Las primeras páginas tardan en
despegar, hay demasiados personajes que hay que presentar antes de
que empiece a desarrollarse la aventura. El grupo de los greasers y
los socs implicados en la aventura, hay que dejar claros demasiados
puntos para poder sentir de verdad el resto. Las primeras 30 páginas
pecan de excesiva lentitud, las 30 siguientes cobran cierto ritmillo.
A partir de ahí, hasta 20 páginas del final (unas 110 páginas) la
novela es envolvente y poderosa, intachable. Más de la mitad de la
novela es intachable, algo muy loable contando que Susan la escribió
cuando tenía 16 años.
Personalmente,
el final me parece muy malamente planteado. No me gusta cómo sale al
caso ni cómo es, en realidad. Me pareció un broce completamente
gris y mediocre a una aventura que me había mantenido en vilo y al
tanto de los personajes —cosa que no me suele pasar— durante gran
parte de la misma, sin poder evitar cierta complicidad con gente como
Dallas y Darry. Tras el desarrollo de los personajes, la verdad, me
esperaba algo más lucido que el final abrupto que le da Hinton a la
historia.
En
cualquier caso, una buena historia, una lectura rápida y una
narrativa poderosa en su simplicidad.